Europa impone nuevas reglas verdes al ladrillo: la sostenibilidad marca el futuro del sector inmobiliario

Las promotoras redibujan sus estrategias ante el giro regulador europeo, que exige eficiencia energética, huella de carbono mínima y mayor trazabilidad en cada proyecto urbanístico

2020 05 21 13:50:10 023
Ada Sanuy

Coordinadora editorial

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Edificio verde

PARKROYAL COLLECTION Pickering, Singapur, es una icónica estructura verde, con un concepto de diseño de hotel en un jardín, que refleja y realza la reputación de Singapur como ciudad-jardín.

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El sector inmobiliario europeo atraviesa un punto de inflexión clave. En medio de una creciente presión normativa y de unas expectativas al alza por parte de inversores y arrendatarios, las reglas del juego están cambiando. La sostenibilidad ha dejado de ser una ventaja competitiva para convertirse en un requisito esencial, según se desprende del último Informe de mercado inmobiliario en Iberia Q4’ elaborado por MVGM, una de las compañías líderes en property management en Europa.

El informe señala que, tanto para el mercado residencial como para el comercial, el cumplimiento con la nueva ola de regulaciones europeas —como la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), la Taxonomía de la UE, el Reglamento SFDR o la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD)— es ahora una prioridad estratégica. Las exigencias normativas buscan acelerar la transición hacia un modelo más sostenible, obligando a propietarios, promotores y gestores a adaptarse de forma ágil y efectiva si quieren mantener su competitividad en el mercado.

Una normativa cada vez más exigente

Este nuevo marco regulatorio no sólo responde a la agenda climática de Bruselas, sino también a una demanda clara por parte del mercado: los inversores están priorizando activos alineados con criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), mientras que los inquilinos valoran cada vez más la eficiencia energética, la calidad ambiental interior y el bienestar.

En este contexto, las certificaciones reconocidas como BREEAM, LEED y WELL se han convertido en herramientas fundamentales para garantizar el cumplimiento normativo y añadir valor tangible a los inmuebles. Así lo explica Cristian Guzmán, director de ESG Europa en MVGM.

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Energía verde

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“Las certificaciones ambientales desempeñan un papel clave para que los activos inmobiliarios sean más atractivos y resilientes ante futuros cambios en el mercado. En un contexto donde la sostenibilidad es cada vez más determinante en las decisiones de inversión, contar con estándares reconocidos de este tipo no solo facilita el cumplimiento normativo, sino que también añade valor tangible a los inmuebles”.

Certificaciones que marcan la diferencia

Cada una de estas certificaciones aporta beneficios concretos:

  • BREEAM: Se enfoca en la eficiencia energética, la gestión del agua, el uso de materiales sostenibles y la reducción de residuos. Es particularmente relevante para cumplir con la Taxonomía de la UE y la EPBD.
  • LEED: Evalúa la eficiencia energética, la selección de materiales y la calidad del ambiente interior, contribuyendo al cumplimiento del SFDR y la CSRD.
  • WELL: Pone el acento en la salud y el bienestar de los ocupantes, fomentando estándares de calidad del aire, iluminación y confort térmico. Aporta especialmente en la dimensión social del marco ESG.

Beneficios tangibles: del cumplimiento a la oportunidad

Más allá de la obligación de cumplir con las regulaciones, la adaptación a este nuevo marco ofrece beneficios reales para la industria. Por un lado, los activos inmobiliarios certificados son más atractivos tanto para inversores como para usuarios finales. Por otro, permiten acceder a financiación sostenible, gracias a su alineación con los estándares europeos, y ayudan a reducir los costes operativos mediante mejoras de eficiencia energética.

La sostenibilidad es cada vez más determinante en las decisiones de inversión

A todo ello se suma un cuarto beneficio de gran calado: contar con inmuebles preparados para los cambios normativos da a las empresas una ventaja competitiva clara, al evitar inversiones urgentes de última hora y al proyectar una imagen de modernidad y compromiso con el medioambiente.

No obstante, como reconoce MVGM, el camino hacia esta transformación no está exento de desafíos. El esfuerzo requerido para recopilar, analizar y reportar datos ESG puede ser considerable, especialmente para empresas con carteras amplias y poco digitalizadas. A esto se suma la necesidad de realizar inversiones relevantes para mejorar la eficiencia energética de los edificios, aunque estas pueden mitigarse mediante instrumentos como los Certificados de Ahorro Energético (CAEs), que permiten monetizar el ahorro conseguido.

Una transición que exige agilidad y visión estratégica

La sostenibilidad se ha instalado en el núcleo de la estrategia empresarial. Ya no basta con tener buenas intenciones: las empresas deben demostrar de forma verificable su compromiso con los objetivos climáticos y sociales. En este entorno, los actores que lideren la adopción de las nuevas normativas estarán mejor posicionados para captar financiación, atraer inquilinos y generar valor a largo plazo.

Cristian Guzmán lo resume así: “El sector inmobiliario en Europa está en un punto de inflexión. La adopción de estas regulaciones no solo responde a una exigencia normativa, sino que representa una gran oportunidad para mejorar la eficiencia, reducir el impacto ambiental y generar valor a largo plazo para inversores y ocupantes”.

Puntos clave

  • La sostenibilidad deja de ser una opción y pasa a ser una exigencia legal para todo el sector inmobiliario europeo.
  • Las nuevas normativas de la UE obligan a promotores y propietarios a certificar sus activos con estándares como BREEAM, LEED o WELL.
  • Adaptarse permite acceder a financiación sostenible, reducir costes y mantener la competitividad.
  • La recopilación de datos ESG y la inversión inicial son los principales retos para muchas compañías.